Deseamos, al ver películas románticas, ser la protagonista. La mujer perfecta y hermosa de la que toda mujer tendría envidia, la de carácter simpático, alegre, cuerpo de modelo, con sonrisa y ojos que se clavan en el alma; o el protagonista que sabe lo que quiere y lo consigue, que sin importar lo que haya pasado corre tras su hermosa dama para no dejarla ir, el galán perfecto, optimista, súper romántico, detallista, inteligente, pero además sincero y fiel pase lo que pase. Ambos enamorados profundamente hasta la eternidad.Y así, después de querer ser la protagonista deseamos muy dentro de nosotros llenarnos de felicidad por siempre, tal como en la película.
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